Ten Years After – Ssssh (Chrysalis 1969)

 “Esta música es la música de los Ten Years After”…

Con esta frase directa y unas breves notas escritas por Alvin Lee en la contraportada, se comienza a forjar la leyenda de Ssssh”, considerado un disco de culto, se publica en junio de 1969.

Originarios de Nottingham, los Ten Years After pronto se ganan un lugar importante en la Inglaterra de finales de los 60, tocando en infinidad de locales y festivales, apostando por un marcado estilo blues-rock y rythm & blues y siguiendo las pautas de bandas fundamentales como Cream, Fleetwood Mac, o los Bluesbreakers de John Mayall.

Después de grabar tres excelentes discos bajo el sello Deram, (uno de ellos en directo, en un pequeño club), fichan por una compañía de reciente creación denominada Chrysalis Records, formada por Chris Wright y Terry Ellis. En poco tiempo, se asentaba como uno de los sellos esenciales del rock, albergando entre las alas de su mariposa a bandas históricas como Jethro Tull, o  músicos como el mítico Rory Gallagher.

Ssssh se graba en los “Morgant  Studios de Londres en junio de 1969 y tuvieron una mayor libertad de producción. Los Ten Years After se cubren de gloria gracias a esta obra, de sonido demoledor y aplastante. Obtienen un extraordinario disco, de esos que crean escuela y que sin ningún tipo de contemplaciones, puede pasar del tema más contundente y pesado a un acústico dulce y tierno.

Los Ten Years After están liderados por el prolífico guitarrista, cantante y compositor Alvin Lee, el gran bajista Leo Lyons, Chick Churchill (teclado y piano) y el contundente baterista Ric Lee.

El álbum es el cuarto de su discografía y consta de ocho cortes soberbios. Quizás buscaban un sonido envolvente, incorporando en algunos de ellos efectos especiales, como el caso de “Bad Scene”, abriendo con lo que parecen unos maullidos de un gato, interrumpidos por  un sonido rápido y pesado. A continuación nos obsequian con “Two Time Mama”, un acústico estilo delta del Mississippi. Siguen con “Stoned Woman”, en donde la sección rítmica hace gala de un gran virtuosismo, dejándonos una de las piezas más vistosas del álbum.

Todos los temas están compuestos por Alvin Lee, a excepción de la tantas veces versionada “Good Morning Little Schoolgirl”, propiedad del bluesman Sonny Boy Williamson. Una mención honorífica merece “Good Morning Little Schoolgirl”,  una de sus canciones emblemáticas y de las más utilizadas en sus shows en directo. Cabe destacar el espléndido trabajo de toda la formación y sobre todo los duelos entre el maestro de bajistas Leo Lyons y el guitarrista Alvin Lee.

La segunda parte inicia con “If You Should Love Me”, una balada perfecta y en dónde la voz de Alvin Lee cobra un protagonismo mayúsculo, dándo muestras de que aparte de ser un gran guitarrista, es también un gran vocalista.  “I Don´t Know That You Don´t Kown My Name”, es un bello tema rodeado de cierto aire folky, muy corto pero que refleja la versatilidad del grupo. En “The Stomp” se puede sentir la influencia del bluesman John Lee Hooker. Y para finalizar, “I Woke this Morning”, puro blues-rock de raíces, que los convierte por méritos propios en una de las mejores bandas que ha visto nacer el rock.

La curiosa portada de Ssssh fue obra de John Fowlie y el músico Graham Nash. Consiguieron un peculiar montaje fotográfico y una de las carátulas de álbum más representativas de TYA y de la historia del rock.

Poco después de la publicación de Ssssh, los Ten Years After dejan huella en Woodstock’69, realizando una de las actuaciones más aclamadas del festival. Alvin Lee salió a hombros de Woodstock’69. Un hecho, que le sirve para abrirse camino hacia el mercado americano y encumbrar a Alvin Lee como un héroe de la guitarra eléctrica.

Para la memoria colectiva, queda su imagen omnipresente y su fantástico rock and roll, siempre acompañado por su guitarra Gibson ES-335 llena de pegatinas.

¡¡¡Sssssssssh!!!! … silencio…!!!! Rock and roll!!!!

<<Este artículo se lo dedicamos al rockero mexicano Alex Lora, al que deseamos transmitir nuestro ánimo en estos momentos tan difíciles por los que está pasando. No estas sólo, toda la comunidad rock está contigo>>

The Band – Music From Big Pink (Capitol 1968)

En 1968, los canadienses The Band conquistan el corazón del planeta con Music From Big Pink”, su disco de debut. Este emotivo álbum se convierte en obra de culto desde el primer día en que ve la luz. Sobran todos los adjetivos para describir a esta joya de incalculable valor, lo único que puedo decir es que te llena de admiración en cuanto llega a tus oídos.

Disco de una belleza, elegancia y sutileza musical fuera de lo común, se publica en día de conjunción de astros favorable, un lacrimógeno verano del 68 por el sello Capitol Records. Rodeado de un alto componente sentimental, Music From Big Pink es un disco que ha otorgado banda sonora a la vida de generaciones. Incluye un memorable tema central “The Weight”, que considero patrimonio de la humanidad. Infinidad de veces versionado, lo han usado en multitud de BSO, series de televisión y películas como “Easy Rider”.

Durante 1965 y 1966, The Band (anteriormente The Hawks) fue el grupo de acompañamiento de Bob Dylan en su primera gira, apoyándolo en la transformación del folk hacia el rock eléctrico. Tiempo después, se desvinculan del genio de Minessota para seguir su camino, componer sus propias canciones y regalarnos infinidad de hits que permanecen inalterables al paso de los años.

Como ya es costumbre, haremos mención a los integrantes de The Band: Robbie Robertson (guitarra y voz), Richard Manuel (piano, batería, voz), Garth Hudson: (órgano y saxofón), Rick Danko: (bajo, voz) Levon Helm (batería, voz).

Con escasa repercusión en los medios de comunicación y realizando una exquisita combinación de estilos como el country, folk, soul o rock, se forja la leyenda de uno de los mejores álbumes que ha visto nacer el rock. Impregnado de cierto sentimiento folk, se alejan de la psicodelia reinante en aquellos tiempos y toman como base de su música los estilos tradicionales norteamericanos. Su grabación se produjo en el sótano de una casa <<Big Pink>> pintada de rosa y ubicada cerca de Woodstock, en Nueva York.

Centrándonos en el álbum, fue producido por John Simmons y consta de once pistas. Inicia con la melancolía de “Tears Of Rage”, coescrita por Dylan y Richard Manuel. Seguidamente, nos encontramos con “To Kingdom Come”, “In a Station” y “Caledonia Mission”, todas ellas muy elaboradas instrumentalmente. Cierran la cara A con ese clásico entre clásicos que es “The Weight”, propiedad de Robbie Robertson e invadida por la peculiar voz de Levon Helm.

La cara B abre con un diamante en bruto “We Can Talk”, y la balada tradicional “Long Black Vei”, perteneciente a los cantantes de country estadounidenses Marijohn Wilkin y Danny Dill.

Otro importante clásico es el inmortal “Chest Fever”, tema que The Band empleó habitualmente en diversos directos y recopilatorios. Continúan con “Lonesome Suzie” y unos dosificados toques de psicodelia reflejados en «This Wheel’s on Fire”. Para finalizar, el “I Shall Be Released” de Dylan, otro de los puntos álgidos de este trabajo y que también fue utilizado para cerrar su concierto despedida de 1976 The Last Waltz, dirigido por Martin Scorsese.

En su momento, Music From Big Pink no obtuvo el reconocimiento que merecía y con el paso de las décadas terminó por convertirse en una obra clave en la historia del rock. Como dato anecdótico, su característica portada es una pintura de Bob Dylan.

El infortunio se cebó con los miembros The Band: el bajista Rick Danko fallece en 1999, al igual que Richard Manuel, que aparece ahorcado en 1986 en la habitación de un hotel de Florida. En abril de 2012, también nos deja el baterista Levon Helm a los 71 años, víctima de un cáncer.

Conocidos como “La Banda”, son recordados como unos tipos sencillos. Algunos de ellos hijos de granjeros que fueron antes compañeros de ruta de Ronnie Hawkins y después de Dylan. Unos geniales artistas que un buen día decidieron irse a grabar al campo. Cuando regresaron, lo hicieron con un monumento a la música.

Kenny Wayne Shepherd – 10 Days Out (Blues From The Backroads)

Algo mágico despertó en el interior del joven guitarrista estadounidense Kenny Wayne Shepherd. A mi juicio, pudo ser la música del alma y su estructura de doce  compases.

Durante diez días y acompañado por un equipo portátil de filmación, emprende un  viaje por el sur de los Estados Unidos con el objetivo de captar el blues en su estado más puro. Inicia en 2004 una travesía por los campos rurales del Mississippi junto a los Double Troble (la banda de Stevie Ray Vaughan), recogiendo el sonido de ese legendario blues interpretado por artistas como Pinetop Perkins, Clarence “Gatemouth” Brown, Calvin Jones, Henry Gray, Honeyboy Edwards, Jerrie “Boogie” Mcain, Cootie Stark, Henry Townsend, Etta Baker, Bryan Lee o Buddy Flett (estos dos últimos fueron pilares esenciales en la carrera de Shepherd), entre otros.

Algunos de estos venerables músicos fallecieron a lo largo de la grabación, como el caso de Cootie Stark, Clarence «Gatemouth» Brown, Neal Pattman, George «Wild Child» Butler o Etta Baker, que nos dejó poco antes del lanzamiento de este álbum. Y este “10 Days Out  (Blues From The Backroads)”, fue su última voluntad.

El resultado que obtuvieron fue un excelente disco y película – documental de blues, que considero como una de las más representativas que existen en la actualidad. En ella, veremos a mitos como B.B. King o Hubert Sumlin y a otros con menos relevancia pero igual mérito: John Dee Holeman, o el armonista manco Neal «Big Daddy» Pattman.

Centrándonos en el álbum, quinto en su discografía, se publica en 2007 por el sello “Reprise” e incluye 15 temas y un DVD. Nos encontraremos con varias versiones de clásicos del blues como el mayor hit de B.B. King «The Thrill is gone», los  eternos «Spoonful» (con George «Wild Child» Butler y la Howlin’ Wolf Band), “Red Rooster” pertenecientes al rey midas del blues Willie Dixon,  o «Sittin’ on top of the world».

Otras pistas que merecen una mención especial son el emotivo “Tears Came Rollin’ Down”, con un espectacular Henry Townsed al frente, el “Prison Blues” con Neal Pattman a la armónica (al que no le supone impedimento alguno que le falte un brazo), arropado por el magnífico guitarrista ciego Cootie Stark. «Chapel Hill boogie» con John Dee Holeman, o «Honky Tonk» por Buddy Flett son simplemente geniales. Una grata sensación, te hace sentir “Knoxville Rag”, cortesía de la guitarrista de 93 años Etta Baker.

El octogenario guitarrista Clarence «Gatemouth» Brown, deja su huella en  “Born In Lousiana”, mostrándonos de paso su habilidad al violín. Finalizan con ese regalo para los oídos que es “Grindin’ Man” y “Got My Mojo Working”, con protagonismo del pianista Pinetop Perkins y la Muddy Waters Band. Destacar en este tema el trabajo realizado por Bob Margolin a la slide.

Así concluye esta obra de exquisito aroma a pantano, en la que Kenny Wayne Shepherd ejerce de mero acompañante y cede el protagonismo a esas viejas leyendas del blues que jamás quisieron abandonar su Mississippi natal.

Un buen día, Kenny Wayne olvida el ajetreo de la gran ciudad y deja de lado la fama para marcharse allá donde se dice que proviene la verdadera música. Retrocede en el tiempo en busca de respuestas y se aventura por las carreteras del Delta en medio de la nada. Recorre caminos polvorientos y visita a lugareños de corazón humilde para que respondan sus preguntas. Unas semi-desconocidas estrellas musicales que jugaron un papel muy importante en el desarrollo del blues.

En cierta ocasión, el bluesman Hubert Sumlin, expresó que “<<El blues estará aquí, por que lo han hecho un poco más lento allá, ¿Sabéis de que hablo? Pero no ha muerto, no estaba por morir, estará aquí hasta que nos vayamos y se vayan los otros, y se vaya todo el mundo, la música estará aquí, y punto>>.

Mientras existan jóvenes valores como este originario de Louisiana, que se preocupan de investigar en las raíces más profundas del blues, el género siempre se mantendrá vivo. Y ni mucho menos ha muerto. Está mejor que nunca, y en plena forma.

Canned Heat – Future Blues (Liberty 1970)

A finales de los años 50 unos jóvenes aficionados al blues comienzan una labor encomiable en Torrance (Los Ángeles): Recopilan y estudian todo lo referente a este estilo, obteniendo así una extraordinaria colección de antiguos álbumes de blues. Tiempo después, se unen para fundar una de las bandas más legendarias que ha visto nacer la  época dorada del rock.

En 1965, Alan Wilson “el búho” y Bob Hite “el oso”, crean «Canned Heat», nombre adquirido de una canción del bluesman Tommy Johnson llamada “Canned Heat Blues” que data de 1928.

“Canned Heat” es el término que se utiliza para nombrar el resultado de mezclar un producto de combustión muy popular en los hogares  denominado “Sterno”, (una lata con etanol  y parafina, que al encenderse servía para calentar la comida) que al combinar y consumir con soda u otras bebidas, provoca una grave intoxicación. Su uso fue bastante frecuente durante la gran depresión que sufrió  Estados Unidos en los años 20 y 30 del siglo pasado.

Los Canned Heat se hicieron con un lugar importante dentro de la escena blues americana, nos dejaron un buen puñado de clásicos, aparte de colaborar con mitos de la talla de Son House o el guitarrista de country-blues John Fahey. Y también escribieron más de un artículo acerca del bluesman de Louisiana Robert Pete Williams. En cierto modo, los rescataron del olvido.

Para el recuerdo colectivo quedan sus excelentes actuaciones en directo, sobre todo en el área metropolitana de Los Ángeles, dónde provocan un fuerte impacto en el público gracias a su peculiar técnica musical, algo muy poco común en unos jóvenes chicos blancos que tocan diversos géneros como el boogie-woogierythm and blues y el  blues urbano.

Después de actuar en el Monterey Pop Festival, en 1967 les llega el momento de grabar “Canned Heat”, álbum homónimo al grupo y primero en su discografía. Una mención especial merece la alineación, una de las más destacadas de su  trayectoria: Alan Wilson, Bob Hite, Frank Cook, Henry Vestine Larry Taylor.

Tras cinco discos editados y constantes cambios en sus filas desde la formación inicial, el 3 de agosto de 1970 se publica “Future Blues”, una disco crucial en su carrera. Quizás se alejan un poco del blues tradicional y se acercan más al hard-rock, pero sin renunciar a sus orígenes.

 “Future Blues” está marcado por la característica voz de Bob Hite, la magnífica guitarra y armónica de Alan Wilson, al que se le suma el batería mexicano Adolfo de la Parra, más conocido como “Fito de la Parra” y el genial Larry Taylor, uno de los mejores bajistas del rock. Y por supuesto, la acertadísima incorporación de Harvey Mandel sustituyendo al guitarrista Vestine, junto a Dr. John como invitado especial a los teclados.

Producido por Skyp Taylor  y los propios Canned Heat bajo el sello Liberty, el álbum original contiene nueve clásicos, distinguiendo entre ellos su mayor hit, “Let´s Work Together”, un tema con un inolvidable estribillo,  que se coloca entre los más grandes de su tiempo. “Sugar Bee” es otro gran corte, dónde se aprecia su inconfundible estilo, alternando las guitarras y sobresaliendo la voz de Bob Hite, apoyados por una gran base rítmica.

Al margen de estos, el álbum incluye otros temas impregnados por un estilo diferente, como el caso de “Skat”, que lo interpretan como si de una big band se tratase, acompañados por un monumental Dr. John a los pianos. Y llega  la incendiaria jam “So Sad (The Word Is A Tangle)” de algo más de siete minutos de duración. En “My Time Ain´t Long” y en “London Blues” se siente el sonido duro de la banda, para terminar con el que da título al disco: “Future Blues”, indicándonos con este nombre, el camino hacia una nueva década…

La personalidad de Alan Wilson, un arraigado ecologista y espléndido músico, se vio afectada por serios problemas psicológicos y autodestructivos. Decidió poner fin a su vida un mes después del lanzamiento de este disco, curiosamente el 3 de septiembre de 1970 y a los 27 años de edad, como otras leyendas del rock and roll, pero su legado sobrevivió y permanece eterno al paso del tiempo.

“Future Blues” también pasará a la historia por poseer una de las portadas más controvertidas, en la que se observa como la banda recrea la conquista de la luna clavando la bandera americana, pero irónicamente… la sitúan al revés…

The Stooges – The Stooges (Elektra 1969)

En 1969, se publica una de las obras más revolucionarias y viscerales que ha visto nacer el rock. Factores clave como un enérgico sonido y una particular visión musical, convierten a “The Stooges” en pioneros de un estilo al que años después se le denomina como “punk-rock”.

Considero a los estadounidenses “The Stooges”, como una formación esencial e histórica que irrumpe de manera impactante en la escena musical de 1967. Originarios de Detroit y Ann Arbor (Michigan), pronto se hacen con un lugar importante dentro del rock,  debido a la explosividad de sus actuaciones en directo y a la singular personalidad de su fundador: James Osterberg, mundialmente conocido como «Iggy Pop». Todo un icono del rock and roll y  un descontrolado volcán en erupción…

Durante sus estudios universitarios, Iggy crea varios grupos con clara orientación hacia la psicodelia y el blues. Estilos que absorbe principalmente en sus continuos viajes a Chicago y marcado por la gran influencia que bandas como los Doors ejercen sobre su persona. Una de estas formaciones, se llamaba “The Iguanas”, nombre que tomó para ser conocido por “Iggy” y más adelante como la Iguana de Detroit”. En  1968 los ficha Jac Holzman, dueño de la  compañía Elektra Records, por la cantidad de 5.000 Dólares. Y curiosamente,  fueron producidos por John Cale , componente de la Velvet Underground.

Los Stooges están liderados por Iggy Pop, los hermanos Ron y Scott Asheton (guitarra y batería) y Dave Alexander (bajo). Su primer álbum se publica después de varias actuaciones legendarias, siendo  una de las más recordadas la del auditorio “Grande Ballroom” de Detroit, junto a los míticos y en cierto modo rivales, MC5.

Las violentas y variopintas interpretaciones de los Stooges, no pasan desapercibidas para el recuerdo colectivo del rock: cuando tienen lugar sus apoteósicos shows, Iggy se quita parte de su ropa, se unta con crema de cacahuete pegándose trozos de carne, o se corta con restos de botellas rotas que el público tira al escenario, entre otras destacadas excentricidades. Iggy Pop fue la primera estrella del rock en arrojarse directamente al público en medio de un concierto. Gestos extravagantes, que en la mayoría de ocasiones son originados por el consumo excesivo de drogas y alcohol. Pero en cierta medida, crean escuela y son motivo de multitud de imitaciones a lo largo del tiempo. Esta pintoresca actitud, provoca una desorbitada exaltación de los fans y en muchos casos, terminaba en grandes peleas.

Centrándonos en el disco, es el homónimo al grupo y contiene ocho cortes compuestos íntegramente por los Stooges. Como dato anecdótico, cuando llegan al estudio de grabación sólo presentan cinco pistas. A la discográfica le pareció un material insuficiente y les obliga a incluir algunos más. Esa misma noche, los Stooges realizaron tres temas, aumentando así su repertorio.

Comienzan por el clásico “1969”, de claro estilo “garaje”, es uno de los himnos emblemáticos del elepé,  al que le sucede el clásico “I Wanna Be Your Dog”, un tema fundamental que de alguna forma señala la salida hacia un género nuevo. Tiene un gran riff de guitarra en la intro y una especie de cencerros inolvidables…es simplemente genial.

 En “We Will Fall” interviene John Cale a la viola y es el más extenso del álbum, con algo más de diez minutos de duración, parece haber salido de una ancestral ceremonia y lo rodea una  grata sensación de calma, gracias a unos excelentes coros que nos transportarán hacia un primitivo convento…

A continuación siguen con otro de los  básicos: “No Fun”, clásico entre clásicos de la música garaje, en el que tocan unas características «palmadas» que lo invaden en su totalidad. Y por supuesto, la calidad de la banda pone de manifiesto la peculiar voz de Iggy Pop y  la fantástica guitarra de Ron Asheton. “Real Cool Time”,  es un magnífico tema junto a “Ann” y “Not Right”, este último todo un arquetipo de lo que en años venideros se bautizó como “proto-punk”. Finalizan con la guitarrera “Little Doll”.

Así concluye esta obra, cortesía de los Stooges, una banda que fue el mejor ejemplo de las distintas direcciones que tomaría el rock en el ocaso de los 60. Evolucionaron por caminos diferentes y nos obsequiaron con nuevas formas de entender la música. Aunque todo hay que decirlo: Estos chicos estaban… !!! un poco  “chiflados…!!!”

Grand Funk Railroad – On Time

Es la ley de este blog, rescatar del olvido a los que fueron ignorados e injustamente subvalorados por la industria musical. A mi juicio, la banda estadounidense Grand Funk Railroad pudo ser una de ellas. Power trio de excelente repertorio y magníficos álbumes, en sus inicios sufren la ira de la crítica y apenas obtienen repercusión en los medios radiofónicos de la época.

Originarios de Flint (Michigan), toman como base de su música estilos como el funk, rock y blues, realizando una exquisita mezcla de géneros que les lleva a conseguir un destacado puesto a finales de los 60 y primeros 70. Vendieron alrededor de 25 millones de discos y se embarcaron en numerosas giras por todo el mundo, llegando a ser delirantes para el público. Como dato anecdótico, el nombre del grupo proviene de un juego de palabras que escogieron de la línea del tren (Grand Trunk Railroad) que conduce por  Flint – Michigan, su ciudad natal.

Años después, les llegó el tan ansiado reconocimiento por parte de los analistas y supuestos expertos. Quizás una de las frases más representativas sobre su trayectoria,  la expresó en 2003 el periodista David Fricke, de la Rolling Stone Magazine: «No se puede hablar de rock en la década de 1970 sin hablar de Grand Funk Railroad”. Ya sobran todas las palabras y adjetivos para describir a esta formación.

Así comienza la leyenda de la Grand Funk, una de las bandas pioneras de hard rock de los Estados Unidos y precursores del sonido heavy americano de los 70. Obtuvieron un enfervorizado seguimiento de sus entregados fans, gracias a sus monumentales shows en vivo, en los que ofrecen enérgicas descargas de rock and roll.

Una mención especial merece el poderoso trío que daba vida a la Grand Funk Railroad: el guitarrista y cantante Mark Farner, el  bajista Mel Schacher y Don Brewer  a la batería y voz.

Centrándonos en el álbum, “On Time” consta de diez temas, se publica en 1969 por el sello discográfico Capitol y lo considero como uno de los debuts de estudio más exitosos del rock. Lo produjo Terry Knight, ex integrante de la banda y locutor de radio, que tuvo una importancia transcendental en la consolidación de la Grand Funk Railroad como grupo.

Abren con el ritmo pegadizo y trepidante de esa joya que es “Are you Ready”, para continuar con  “Anybody’s Answer” de estilo hardrockero.  Llega ese punto álgido y blusero que es “Time Machine”, para encontrarnos con la agresividad de “High on a Horse” con unos impecables riffs guitarra. El protagonismo del batería Don Brewer, tiene lugar con “T.N.U.C.”, tema en el que hace gala de unos solos espectaculares. Un visionario himno “Into The Sun”,…bienvenido a la energía en estado puro…

Otro de los momentos impactantes es “Heartbreaker”, todo un despliegue de épica y maestría musical al servicio del rock. Sencillamente extraordinario es “Can’t be too Long”, para poner punto y final con las melodías pop de “Ups and Downs”.

Así se despide esta clásica obra, cortesía de la Grand Funk Railroad, una banda con letras mayúsculas. A mi juicio, la Grand Funk Railroad ha significado para América lo que Led Zeppelin a Europa. Durante buena parte de su longeva carrera, utilizaron el seudónimo de “La banda americana”, proveniente de su hit We’re an American Band». Y nos dejaron para la posteridad otros sobresalientes discos como Grand Funk (El album rojo), “Phoenix”, o el legendario “Survival”… pero eso… ya es otra historia.

Ladies and Gentleman, con todos vosotros, la Grand Funk Railroad